martes, 7 de diciembre de 2010

Esperar lo inesperado, aceptar lo inaceptable


Lo que más me impresionó al dia siguiente de su partida fue que los edificios seguian tal cual, bordeando las calles llenas de coches que continuaban circulando y de peatones que seguian caminando, la gente caminaba riendose, conversando, despistados, con prisa, y yo los veía y decía: ¿cómo es posible que el mundo siga tal cual si él ya no esta? Ellos estaban aparentemente ajenos por completo al hecho de que la vida y el mundo mio y de muchas otras personas acababa de desaparecer y cambiar por completo. Te echo de menos, te quiero.
Solo queda mi lamento y decir: te quiero de verdad, solo queda que aún te siento y que siempre te voy a recordar.
Muero si no estás y ya no estás...


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